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miércoles, 1 de noviembre de 2017

La memoria del agua, Margaret Leroy.

El argumento: Grace es una madre soltera que lucha por sacar adelante a su hija de cuatro años. Sin embargo, Sylvie no es una niña como las demás: Sylvie es especial. Se niega a llamar mamá a su madre y se dirige a ella por su nombre de pila. Además, tiene una fobia cuyo origen nadie puede explicar: la sola visión del agua le produce un pánico visceral e incontrolable.
Hasta que un día, al ver en una revista una fotografía de Coldharbour, un pequeño pueblo costero irlandés, Sylvie afirma: Esta es mi playa. Grace está desconcertada. ¿Por qué lo dice si jamás ha estado en ese lugar?
Grace no puede hacer otra cosa: viajará a Coldharbour con su hija y desentrañará el inquietante misterio que está marcando su existencia, aunque para ello tenga que caminar sobre la difusa línea que separa la vida de la muerte. (Texto de la contraportada)

Mi opinión: Esta es una relectura de un libro que compré hará bien bien 8 ó 9 años, y debo decir que le ha sentado bien la relectura, pues entonces lo entendí de una manera y ahora que soy madre, he entendido de otra muy distinta la relación entre Grace y Sylvie.
Me voy a centrar en la figura de Sylvie, porque tiene detalles que me han impactado, lo primero es que al igual que mi hija, que también tiene 4 años, se expresa casi como una adulta; luego está lo de los berrinches y rabietas, las de Sylvie se salen de lo común, tiene tal fobia al agua que solo con que le salpique el agua en el rostro se convierte en una pequeña poseída, totalmente fuera de sí y solo su madre y a veces ni siquiera ella, logra calmarla. Esto me recuerda a mi hija, que ya he recibido un par de veces una pequeña charla de su tutora del cole porque cuando tiene una de sus pataletas se hace totalmente imposible calmarla o negociar con ella y acaban por dejarla por imposible y apartarla un poco de su grupo hasta que consigue calmarse sola, bueno, que se le pasa la pataleta, y vuelve al grupo y a la actividad que estén haciendo con total normalidad. Lo de mi hija, por supuesto, no tiene nada que ver con el caso de Sylvie, que además es un personaje literario, pero no he podido detectar muchas similitudes entre mi hija y esta niña de papel y tinta.
El personaje de Grace a veces enerva un poco, porque si bien es admirable cómo ama por encima de todas las cosas a Sylvie, no puedes reprimir las ganas de tirarle de las orejas cuando explica como casi 5 años después de que el padre de la niña la abandonase -hombre casado que salió huyendo en cuanto ella quedó embarazada- sigue acudiendo de vez en cuando a las proximidades de dónde vive su ex y se esconde dentro del coche para verle aunque sea de lejos, y cuando llama a su casa sólo para oir su voz en el contestador.. es una pobre patética.
La historia de Sylvie es la de una niña que aparte de su fobia al agua y de negarse a llamar a su madre mamá, sino por su nombre de pila, de vez en cuando va soltando frases, detalles, que dan a entender que está recordando una vida anterior y que sufre porque algo no ha quedado cerrado en esa vida y ésta se superpone sobre la presente, de modo que a veces no reconoce a su amiga Lennie y la hace llorar porque le dice que ella "no es su Lennie" y otras habla de su casa, su antigua casa, su antigua vida.
Cuando a través de un profesor de psicología y parapsicología de la universidad, viajan a Irlanda a visitar el pueblo que Sylvie reconoce, todo se desencadena. No es una avalancha de sucesos apabullante, en el libro van sucediendo paulatinamente, de repente Sylvie pasa por un sitio y tiene un acceso de vómitos repentino y cada vez que pasan por allí le sucede lo mismo, cuando visitan su supuesta casa reconoce todas las habitaciones y sus recovecos, pese a estar actualmente en reformas e incluso cuando conocen al propietario de la vivienda, se entristece cuando el hombre, que es la primera vez que ve a Sylvie, no la reconoce y no le da un beso de despedida cuando se van.
La historia de la casa es peculiar, en ella vivía un matrimonio formado por una mujer muy bella y su esposo, que se presume que a veces le pegaba, pues habla de moretones y hasta de un ojo inflamado, de las hijas de este matrimonio, gemelas, como dos gotas de agua y del potentado del pueblo, un empresario de éxito para el que la madre de las niñas trabajaba llevándole la contabilidad. Un día cualquiera, la madre de familia desaparece sin dejar rastro junto con una de las gemelas, la otra estaba en clase de música, el coche aparece calcinado a poca distancia. Pese a las investigaciones que se efectúan, nunca se llega a saber qué pasó con esa madre y esa hija y la familia fue cayendo en desgracia. La gemela "superviviente" se quedó al cuidado de su tía, porque el padre queda totalmente destrozado, y siete años después, cuando Sylvie regresa a su hogar en Coldharbour, la casa está en venta y a medio reformar, su padre en otra vida es un hombre roto y su antigua hermana gemela es ya una chica de 17 años que apenas tiene recuerdos de su hermana y su madre.
El desenlace del libro es adecuado, no es un gran final brillante de aquellos que dan ganas de aplaudir tras cerrar el libro, pero es correcto y bastante cerrado, lo que yo personalmente agradezco.
Como siempre, dejo un enlace de interés sobre la autora, aquí, para que podáis curiosear como yo en busca de novedades sobre la escritora.